El peligroso juego del Gran Bonete, como metáfora para hablar de salud sexual reproductiva – Maria Paola Casariago

OPINIÓN. Es importante revisar las alertas amarillas que surgen al hablar de salud sexual reproductiva para responder a los emergentes del metafórico juego del gran bonete.

En innumerables situaciones cuando hablamos de salud sexual reproductiva surge como interrogante: ¿En quién recae la responsabilidad del cuidado para prevenir un embarazo no deseado? Y en ocasiones se responde peligrosamente con la metáfora del juego del “Gran Bonete”.

En el clásico juego del Gran Bonete, quienes participan eligen un color, se sientan formando un círculo y en el centro se ubica quien ha perdido algo valioso “el Gran Bonete”.

Si bien en el juego original, lo valioso es un pajarito, en este caso como disparador para la reflexión y análisis, ese pajarito “El gran bonete” estará representado por la responsabilidad/cuidado en la salud sexual reproductiva

Al juego lo comienza el Gran Bonete preguntando:

– Al Gran Bonete se le ha perdido un pajarito y dice que el rojo lo tiene (señalando a cualquiera de los y las participantes que tenga el color nombrado o no para tratar de confundir).

– Si el rojo pasión está atento, dirá:

– ¿Yo señor?

– Sí, señor.

– No, señor.

– Pues entonces, ¿quién lo tiene?

– ¡El verde! o ¡el celeste! (cualquier asimilación a los colores es pura coincidencia)

Y así se sigue cada vez más rápido. El Gran Bonete continuará buscando entre los verdes y/o celestes – que verde o celeste le ocasionó la pérdida hasta que alguno de los colores apurado o nervioso, no conteste oportunamente y pierda, y así termina la ronda del juego.

Siguiendo el hilo de los colores para descifrar el juego buscamos que color del círculo cromático inicia el juego – en este caso-  el color rojo, seguidamente  su opuesto para esbozar una paleta armónica y alli surge como clave “el amarillo”,  simbolo de alerta.

El amarillo, en tanto señal de alarma, nos permite revisar ciertas convicciones y tomar recaudos para desarrollar plenamente los derechos sexuales y reproductivos reconociendo los derechos y responsabilidades propias y respetando y reconociendo los derechos y responsabilidades de las otras personas.

Los derechos sexuales y los derechos reproductivos son reconocidos como derechos humanos básicos y, por lo tanto, inalienables, integrales e indivisibles. Son inherentes a todas las personas sin distinción de edad, clase, etnia, nacionalidad, orientación sexual o religión. Son derechos tan importantes como el derecho a la vida, a la salud, a la calidad de vida y a la libertad, con los cuales están directamente relacionados. Estos derechos están reconocidos en diferentes instrumentos legales: leyes provinciales y nacionales,  la Constitución Nacional, y Tratados Internacionales suscriptos por nuestro país.

Por último, en cuanto al ejercicio de los derechos reproductivos es fundamental  reconocer las barreras de acceso en los servicios de salud sexual y reproductiva, revisar las prácticas y generar estrategias para garantizar al acceso a los recursos y a la información para la toma de decisiones.

La autonomía- en el caso de adolescentes-  se construye progresivamente a partir de la posibilidad de formarse un juicio propio y poder decidir por sí y asumir las consecuencias de su decisión. La falta de consideración de esta perspectiva se hace visible en el acceso a la información. Se presupone que las causas de todas las acciones que llevan adelante las y los jóvenes son la consecuencia solo de “falta de información y acceso a los recursos”. Si bien esto es clave, es necesario tener en cuenta –también– que las decisiones que se pueden tomar responden a multiplicidad de factores, entre ellos la propia historia personal. Al derecho de recibir información veraz, oportuna, precisa, actualizada, completa, y tener acceso a los recursos, le sigue el derecho a decidir y que se respete esta elección aunque puede que no se comparta.

Hace unas semana fue el lanzamiento del “ Día de Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres”, es necesario un actuar constante para evitar embarazos no intencionales- en particular adolescentes- replicando fuerte la consigna: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Sobre la autora:  Maria Paola Casariego, es abogada y mediadora con perspectiva de género, operadora en psicología social, docente, capacitadora virtual, escritora, miembra de EsTILA.ar  @dracasariego  @mariapaolacasariego

 

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